El Llibre dels fets (en catalán antiguo original Llibre dels feits) o Crónica de Jaime I es la primera de las cuatro grandes crónicas. Parece ser que la conquista de Mallorca (1229) impulsó su redacción. Jaime I murió en 1276 por lo que la obra debía de estar prácticamente acabada poco antes. No obstante, las copias que han llegado hasta nuestros días son posteriores (el manuscrito más antiguo conservado es de 1343).
El título es significativo ya que no se trata de una crónica sino de un «libro de los hechos». Los estudios realizados en la década de 1980 llegan a la conclusión de que se trata de un libro que no pertenece a ningún género conocido y que está fuertemente influido por el lenguaje oral: está redactado desde la oralidad. El autor no lo escribe, lo dicta. Jaime I era illiteratus, no sabía escribir, aunque era un hombre culto. La crónica narra, de forma autobiográfica, la vida y las gestas más importantes del rey, especialmente las conquistas de Mallorca y Valencia.
En el Llibre del fets se relata el fallecimiento de Don Artal de Alagón en Sax durante la primavera de 1239 (folio 125) hecho histórico que sirvió de fundamento para el Hermanamiento entre las poblaciones de Alagón (Zaragoza) y Sax (Alicante) en 1965, y para la fundación de la Comparsa de Alagoneses cinco años después.
En el año 2009 la Comparsa de Alagoneses establece relaciones con Don Alfonso Escrivá de Romaní y Mora, XVIII Conde de Sástago, un título nobiliario que se inicia con el linaje de Don Artal de Alagón.
Tras una primera visita a Sax en mayo de 2010, será en las Fiestas de Moros y Cristianos en honor a San Blas de Sax, durante los días 2 y 3 de febrero de 2011, cuando el Conde de Sástago es presentado en una reunión a los Alcaldes de Sax y Alagón, y cuando participa vistiendo el traje de alagonés en las mismas.
La Comparsa de Alagoneses acuerda en septiembre de 2011 conceder el Título de Socio de Honor a Don Alfonso Escrivá de Romaní y Mora, y en lo sucesivo a los herederos de este título nobiliario.
Podcast «El linaje de los Artal» (Ayuntamiento de Alagón).
Condado de Sástago (Wikipedia).
Por su especial interés para el conocimiento de la figura de don Artal de Alagón, reproducimos a continuación el artículo «Artal de Alagón y Sax», de Vicente Vázquez Hernández, Cronista Oficial de la Villa de Sax, realizado en 2010 para introducir la presentación de los bocetos del cuadro «Muerte de don Artal de Alagón»:
ARTAL DE ALAGÓN Y SAX
(INTRODUCCIÓN HISTÓRICA)
Vicente Vázquez Hernández
El 28 de diciembre de 2002 tuvo lugar la magnífica presentación por parte de la conocida historiadora aragonesa Pilar Pérez Viñuales del cuadro “La muerte de Don Artal de Alagón”, obra del artista y festero alagonés José Martínez Antolín. En dicho acto, la citada historiadora describió con todo detalle el linaje del caballero Artal de Alagón, así como el de sus progenitores, sus andanzas y vivencias, su ascendencia cercana a la nobleza, su presencia en tierras sajeñas y las consecuencias posteriores.
Y, sin embargo, a fuer de repetirse, hay que señalar una vez más que el texto de Jaime I en su “Libro de los Hechos”, situó a Sax en la Historia, pues es la primera referencia documental sobre nuestra villa, al narrar la muerte en Sax, en la primavera de 1239, del caballero Artal de Alagón:
«Después de tomar Valencia, vino Don Ramón Folc de Cardona, al que acompañaban unos cincuenta caballeros, entre parientes y amigos, y me rogaron les permitiese realizar una cabalgada por tierras de Murcia, ya que no habían participado en el asedio de Valencia. Me pareció bien. Les acompañó Artal de Alagón, hijo de Don Blasco, que conocía el terreno, pues lo había visitado anteriormente. El primer sitio donde decidieron pelear fue Villena y, al llegar cerca del pueblo, preparados los caballos, así como toda la compañía con las armas que disponían, arremetieron al galope contra los moros de Villena, y les ocuparon las dos terceras partes de la población. Después, no hallándose seguros para mantenerse allí, dadas las fuerzas de los islámicos que había en la villa, tuvieron que salir, pero se llevaron mucha ropa encontrada en las casas.
A continuación siguieron a Sax, donde penetraron a base de un ataque de caballería, tomando gran parte de la población, mas un moro lanzó desde un tejado tan gran piedra que vino a dar sobre el casco metálico que cubría la cabeza de Artal de Alagón; lo hizo caer del caballo y murió de aquel golpe. Por este motivo, recogieron el cadáver y salieron fuera de la localidad, abandonando la empresa.
A pesar de que proyectaban seguir hacia más lejos, resolvieron regresar por el fallecimiento de Artal de Alagón. De modo que al cabo de ocho días volvieron ante mí. La cabalgada no resultó provechosa, exceptuando que consiguieron carnes varias con el fin de alimentar a toda la hueste. Después de esto, Ramón Folc se volvió».
Aunque todavía conocemos muy poco de su vida, gracias a la gran labor de investigadores e historiadores, como Rafael Conde, en el Archivo de la Corona de Aragón, van apareciendo nuevos documentos que nos iluminan algún rincón del claroscuro de su biografía.
Uno de los historiadores que más ha profundizado en la familia Alagón ha sido el profesor García Edo, que aunque centrado en la huella que ha dejado en la historia su padre, Blasco de Alagón, también ha documentado la vida del hijo, Artal de Alagón, señalando que el único hijo varón de D. Blasco, debió nacer en torno a 1210, y en 1214 ya figura citado en un documento junto con su padre.
El conocimiento de los reinos moros de Valencia y Murcia lo debió adquirir al acompañar a su padre durante el destierro, entre 1229 y 1231. Su primera aparición conocida en la corte tiene lugar en Burriana el 16 de noviembre de 1233, cuando fue testigo de una donación a Guillem Assalit y la segunda fue en Tortosa el 22 de noviembre de 1233, cuando Jaime I concede al monasterio de Poblet Benifasá y otros lugares para fundar otro monasterio.
Su siguiente aparición se produce en Trasmoz, el 24 de abril de 1234, cuando el rey concede al monasterio de Veruela una serie de vedados y dehesas. Junto a Artal están su padre y su suegro Jimén de Urrea. En enero de 1234 se había producido el matrimonio de Artal de Alagón con Dª Eva, hija de Jimén de Urrea.
En la carta nupcial, Blasco de Alagón hace donación a su hijo de los castillos y villas de Calanda, Sástago y Torre de Galindo. Tan sólo va a retener el derecho de poder ir a vivir a cualquiera de los tres lugares nombrados; y a su muerte quedarían completamente en manos del nuevo matrimonio y de sus descendientes. En el mismo documento se reconocía a la mujer, Eva, en caso de quedar viuda, inclusive sin haber tenido hijos, el derecho de poder conservar durante toda la vida estos lugares que, después de su muerte, pasarían a manos de aquellas personas que D.Blasco de Alagón hubiera puesto en su testamento.
También aparece Artal de Alagón firmando como testigo en la concordia y avenencia sobre las fronteras de los castillos de Cervera y Morella, entre D. Hugo de Folcalquier y D. Blasco de Alagón, en abril de 1235.
Artal de Alagón vuelve a aparecer en Teruel, el 17 de abril de 1237, cuando acude a la llamada del rey Jaime I junto a los nobles aragoneses Jimén de Urrea, Pedro Fernández de Azagra y Pedro Cornel y el catalán Guillem de Agulló.
En el año 1236, cuando el rey Fernando III de Castilla se apodera de Córdoba, Jaime convoca Cortes en Monzón con el propósito de acelerar la conquista sistemática del País Valenciano. El Papa Gregorio IX otorga la bula de Cruzada (1237) y aunque el resultado de la convocatoria fuera débil, fue efectivo.
Al decidir Jaime I la conquista de la ciudad de Valencia, lo volvemos a encontrar junto al rey a partir del 27 de abril de 1238, cuando Jaime I concede a Rodrigo de Lizana los castillos y villas de Montroy, Buñol y Macastre, hasta que aparece por última vez el 18 de octubre de 1238, en Valencia, ya tomada la ciudad, firmando como testigo de la donación a la orden del Temple de una torre de la ciudad conquistada, figurando varias veces en la documentación de esos meses. El rey recompensaría la ayuda prestada por Artal de Alagón concediéndole el día 5 de junio de 1238 algunas casas y tierras en Valencia.
A partir del 22 de abril de 1238, Jaime I se asentaría en torno a la ciudad de Valencia, iniciando su asedio. Este duraría hasta el 28 de septiembre, firmándose a continuación las capitulaciones. En ellas se establecía también que la población musulmana permaneciera en su territorio anterior. Jaime I ofrecía a Zayyan una tregua por siete años, durante los cuales nadie, ni por mar ni por tierra, le molestaría en la zona de Cullera y Denia. A su vez, el musulmán entregaría a Jaime I, en el término de los veinte días siguientes, todos los castillos y villas que estaban al norte del río Júcar.
Tomada Valencia, el 9 de octubre de 1238, la frontera se situaba en el Júcar y la política de rendiciones iba aumentando en la zona norte del citado río. Desde principios del año 1239 hasta mediados de 1240, Jaime I va a realizar una serie de operaciones militares al sur del río Júcar encaminadas a consolidar su poder en determinados puntos de esa zona.
La campaña sobre Villena y Sax, dirigida por el Vizconde de Cardona, se llevaría a efecto entre abril y mayo de 1239, cubriéndose su objetivo con la toma de Villena y Sax a finales de 1239 o, tal vez, en enero de 1240, por los caballeros de la Orden de Calatrava, dirigidos por el Comendador de Alcañiz, D. Lope Martín.
En este contexto histórico de inestabilidad fronteriza y conquista de las taifas moras, tuvo lugar la cabalgada del Vizconde de Cardona. De cualquier forma, esta incursión estaba lejos de tener como objetivo la toma permanente de estas dos poblaciones y lo único que pretendían era conseguir botín.
Este hecho histórico, trascendente para nuestro pueblo, por ser la primera vez que guerreros cristianos lucharon por conquistarlo a los moros que aquí vivían, es relatado y comentado por otros escritores y cronistas de la Corona de Aragón, como Jerónimo Zurita, Diago, Boix, Bofarull, Llorente, impresionados por la trágica muerte de Artal de Alagón y el gesto humanitario del Vizconde de Cardona al no abandonar el cadáver sin vida de su amigo en el lugar donde había caído herido de muerte.
Así, Zurita, en sus Anales de la Corona de Aragón, publicados entre 1562 y 1589, escribe:
«Sucedió después de ser ganada la ciudad de Valencia que llegó a servir al rey en esta guerra don Ramón Folc, vizconde de Cardona, con hasta cincuenta caballeros de sus parientes y vasallos; y suplicó al rey que pues no se habían hallado en el cerco de Valencia, les diese licencia de hacer una entrada en tierra de Murcia; y el rey lo tuvo por bien. Juntóse con el vizconde don Artal de Alagón, hijo de don Blasco, que había estado algún tiempo en aquella tierra y era muy práctico en ella y muy valeroso caballero. Y llegaron a combatir a Villena y apoderándose de dos partes de la villa; pero ayuntándose los moros contra ellos se hubieron de recoger con gran presa que hallaron. De la misma manera saltearon a Saix hasta ganar la mayor parte de la villa; y tuvieron muy brava pelea con los moros por las calles, y fue herido de una piedra don Artal en el cabeza que le derribó del caballo y murió luego; y por su muerte no pasaron adelante; y dentro de ocho días, se volvió el vizconde a Valencia con la presa».
Y en 1613, Francisco Diago, en los Anales del Reino de Valencia, dedica el capítulo XXVIII a la cabalgada del Vizconde de Cardona sobre Villena y Sax y la muerte de Artal de Alagón en nuestra villa:
“CAPÍTULO XXVIII. Que después de la toma de Valencia, vino el Vizconde de Cardona don Ramón Folch con cinquenta caualleros, y dio combate a Villena y Saix: y que el Rye dio fueros y leyes a Valencia y al Reyno, y hizo merced a la Orden de Espital del Alqueria del Alcudia, entre la Olla y la Albufera de Valencia.
El Vizconde de Cardona viene a este Reyno a seruir al Rey.
Por este tiempo llegó a Valencia don Ramón Folch Vizconde de Cardona, con hasta cinquenta de a cauallo de sus deudos y vassallos: y considerando que no se auia hallado ni en su cerco, ni en su toma, suplicó al Rey le diesse licencia para hazer una entrada en tierra de Murcia. Diosela el Rey de buena gana: y acompañándole don Artal de Alagón, hijo de don Blasco de Alagón, porque auia estado ya en aquella tierra y era platico en ella, partió el Vizconde y emprendió a Villena.
El Vizconde va contra Villena.
Y fue tan venturoso, que la entró, y se apoderó de dos de sus partes; aunque trocándose luego la suerte, huuo que retirarse y salirse de la villa. Porque juntándose los Moros, y peleando valentis fimamente contra el y su gente, les obligaron a hazerlo assi. Con todo esso no fue mala la jornada para los arriscados Cathalanes, hauiendo sido bastante la presa que hallaron en las casas que saquearon. De Villena passo el Vizconde a Saix.
Emprende el Vizconde a Saix.
Y ganada ya la mayor parte de la villa, huuo que salirse della al momento, viendo herido de una piedra a Don Artal de Alagón, que le derribó del cauallo y le quitó la vida.
Don Artal de Alagón muerto.
Que muerto tan principal y tan valiente Caualleros, que por otra parta guiaua la guerra desta tierra, por tenerla bien andada y conocida, cordura fue leuantar la mano de la empresa, y aun boluerse a Valencia, como lo hizo, con la presa, al cabo de solos ocho días que habuia salido della”.
En el siglo XVIII, siglo de la Ilustración y de las Luces, podemos citar la obra de Bernardo Espinalt, quien en su Atlante Español, publicado en 1778, al hablar de Sax dice lo siguiente:
“… Fue conquistada por Don Jayme Primero de Aragón, el Victorioso, el mismo que se apoderó del Reyno de Valencia, e Islas Baleares, por uno de sus Generales Don Ramon Folch, Vizconde de Cardona, en el año de 1239; que después del milagro de los Corporales de Daroca, que sucedió en el Puig del Codól, cerca de la Villa de Luchent, en el Reyno de Valencia (como se dirá tratando de los Reynos de Aragón, y Valencia) partió desde allí acompañado de Don Artal de Alagón, hijo de Don Blasco de Alagón, Conde de Sástago, y Peña, y haviendo llegado a esta Villa, la encontraron cercada de Muros, Contramuros, y Fosos, cuyos vestigios existen en el dia: asaltóla el Egercito Christiano; y haviendo ya ganado dos partes de ella, quiso la desgracia, que un Moro tirase una piedra desde una ventana, que dio al Conde en la cabeza; le derrivó de su Caballo, y le dejó muerto, por cuyo motivo se retiraron sus Capitanes a Valencia, en donde lo enterraron.”
También a finales del siglo XVIII, el autor oriolano Josep Montesinos, siguiente a Espinalt, incide en la muerte de Artal de Alagón al escribir sobre Sax:
“… Fue conquistada por Don Jayme I de Aragón, el Victorioso, el mismo que se apoderó del Reyno de Valencia, e Islas Baleares, por uno de sus Generales Don Ramón Folch, Vizconde de Cardona, en el año 1239; que después del milagro de los Corporales de Daroca, que sucedió en el Puig del Codol, cerca de la Villa de Luchent, en el Reyno de Valencia, partió desde allí acompañado de Don Artal de Alagón, hijo de Don Blasco de Alagón, Conde de Sástago, y Peña, y habiendo llegado a esta Villa, la encontraron cercada de muros, contramuros, y fosos, cuyos vestigios existen en el día; asaltóla el Exército Christiano; y habiendo ya ganado dos partes de ella, quiso la desgracia que un Moro tirase una piedra desde una ventana, que dio al Conde en la cabeza; le derribó de su caballo, y le dexó muerto, por cuyo motivo se retiraron sus Capitanes a Valencia, en donde le enterraron…”
Durante los siglos XIX y XX, no sólo los historiadores de la Corona de Aragón o del Reino de Valencia narran la muerte de Artal de Alagón en Sax, sino que enciclopedias y diccionarios geográficos, al escribir sobre Sax señalan como principal hito histórico lo acontecido en 1239.
Es el caso de Pascual Madoz, quien en su Diccionario geográfico, histórico y estadístico de España y sus posesiones de ultramar, editado en 1846, escribe sobre Sax:
«SAX»: La antigua villa de Sax, fortaleza considerable en otro tiempo, pudo ser la «Segisa» mencionada por Ptolomeo entre las ciudades bastitanas. En principios de 1238 se hallaba en poder de musulmanes, y fue saqueada por D. Ramón Folch y D. Artal de Alagón, que corrían el país autorizados por el rey D. Jaime; y no lejos de esta villa fueron batidos los moros, de cuya refriega salió D. Artal herido. Por los años 1240 pasó Sax en poder del rey de Aragón, aunque se la creía en el límite de la conquista de Castilla. El rey llegó a ella acudiendo al socorro de Orihuela en 1364, y continuó su camino después de haber dado descanso a las tropas. Con otros diferentes motivos figura aun esta villa en la historia, pero siendo siempre de un modo secundario, no creemos de este lugar la mención específica de ellos…”.
También es el caso de Orozco Sánchez, en su Manual geográfico-estadístico de la provincia de Alicante, publicado en 1878:
“SAX: … Esta villa, de origen antiquísimo, llamóse Seguisa en tiempos iberos; la ventajosa posición de su elevado castillo dióle gran importancia. Habitáronla los romanos y después los árabes, de cuyo poder la ganó el rey D. Jaime, no sin que antes la saquearan D. Ramón de Folls y D. Artal de Alagón, los cuales fueron vencidos por los sarracenos en un combate y gravemente herido el don Artal. En 1240 la incorporó aquel a su corona; 24 años después estuvo en ella el mencionado monarca para dar descanso a sus soldados con quienes marchaba en auxilio de Orihuela…”.
Tanto el Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano, editado por Montaner y Simón en 1896:
“SAX. …Según algunos autores, esta v. fue la Segisa que Ptolomeo cita entre las c. de los bastetanos, si bien otros la llevan más al S.O., a la izq. del río Segura, en las inmediaciones de Cieza, y por consiguiente fuera ya de la prov. de Alicante. La ganó a los moros el rey D. Jaime I, habiendo sido vencidos antes por los sarracenos, no lejos de la v. D. Ramon Foll y D. Artal de Alagón, que quedó gravamente herido. En 1240 se incorporó a la corona aragonesa…”.
Como la Enciclopedia Espasa-Calpe, publicada a comienzos del siglo XX, en su reseña sobre Sax, no olvidan contar su accidentada reconquista:
“SAX: … Se disputa si SAX corresponde a la Segisa de Tolomeo, perteneciente a la región de los bastetanos, o si esta antigua población estuvo en los alrededores de Cieza. Después de haber sido derrotados en sus alrededores Ramón de Folch y Blasco de Alagón, Jaime el Conquistador la arrebató a los moros y en 1240 se incorporó a la corona de Aragón. En la guerra de Sucesión se declaró por Felipe V, que en premio le concedió el título de Muy Noble y Leal Villa. En una altura, en cuya falda se encuentra la población, se ven todavía los restos de un castillo…”.
Y por citar a algún autor alicantino, traemos a la memoria la Geografía de la Provincia de Alicante de Figueras Pacheco, quien en las primeras décadas del siglo XX narraba la expedición sobre Sax:
“NOTAS HISTÓRICAS… La situación fronteriza de la villa, entre los reinos de Valencia y Murcia, fue causa, al verificarse la reconquista ene. Siglo XIII, de que estuviese indecisa su suerte en cuanto a la corona a que había de pertenecer. Deseábanla igualmente Castilla y Aragón, y al fin el tratado de Almizra, como después veremos, le adjudicó a los dominios de Fernando III el Santo. Según escribe Don Jaime I de Aragón en su Crónica (1008), después de haber atacado y abandonado a Villena, don Ramón Folch y Artal de Alagón, con otros caballeros que le seguían, se dirigieron a Sax y consiguieron apoderarse de una gran parte de la villa. La resistencia que en ésta encontrarón debió ser tan tenaz como en Villena. Una piedra lanzada por un sarraceno desde un terrado derribó del caballo y quitó la vida a Don Artal, y los cristianos, no atreviéndose a arrostrar los peligros que les rodeaban en la población, decidieron abandonarla y renunciar a proseguir la razzia por tierras de Murcia, regresando en seguida al lado del Rey, sin más utilidad que el botín recogido. Ocurrieron estos mismos sucesos, como dice el mismo Don Jaime, conquistada ya Valencia. Sax debió pasar a poder de los cristianos al mismo tiempo o inmediatamente después que Villena, cuando los de esta villa, por convenio con Don Jaime, se entregaron al comendador de Alcañiz que, con los freiles y almogávares, se había fortificado junto a la plaza. En efecto, cuando más tarde, estando el aragonés sobre el sitio de Játiva, se preparaba la entrevista de Almizra entre Don Jaime y su yerno el infante Don Alfonso, el castillo y villa de Sax aparecen ya en poder de los freiles de Calatrava…”.
Y, sin embargo, a pesar de tantas referencias bibliográficas, desconocemos muchos detalles de la vida de Artal de Alagón, o el porqué de algunos de sus hechos. Más conocida es la vida de su padre, Blasco de Alagón, uno de los nobles aragoneses más poderosos y que más activamente participó en la política aragonesa al lado de Jaime I desde su minoría de edad siguiendo la tradición familiar, pero por algunas desavenencias con el monarca, mal conocidas, se “desnaturó” y se expatrió al reino moro de Valencia, poniéndose al servicio de Ibn Mardanís, adueñándose posteriormente de Morella, llave de la altiplanicie del Maestrazgo.
Pero dónde estaba Artal de Alagón desde abril de 1234 hasta abril de 1237? ¿Estaba con su familia en sus señoríos o estaba al servicio del rey moro de Valencia? Los años siguientes dejamos de verlo en la documentación real, sin conocer los motivos, puede ser por estar dedicado parcialmente a la familia. Y, aunque no tenemos datos concreto, en torno a 1235 debió nacer su único hijo, Blas (Blasquiello, en la documentación de su infancia).
Sin embargo, parece que durante casi dos años, entre 1235 y 1237, estuvo desterrado, sirviendo al rey moro de Valencia. Así lo cuenta la Crónica de Jaime I y otros autores como Zurita:
“por aquellas fechas estuvo Artal de Alagón desterrado en las tierras del reino moro de Valencia «con gente de su compañía, y podían ser todos hasta ciento treinta de caballo». En el año 1237 tuvo lugar una escaramuza entre los moros valencianos, entre los que cabalgaba Artal de Alagón y sus tropas, y las huestes cristianas, en inferior número, mandadas por el rey Jaime I,y «se dijo que don Artal no dio lugar que los acometiesen, sabiendo que estaba allí la persona del rey».
Zurita no dice por qué estaba desterrado Artal de Alagón, aunque podría ser en desacuerdo con la imposición del rey a la persona de su padre, D. Blasco de Alagón, obligándole a devolver la ciudad de Morella, a pesar de los acuerdos firmados anteriormente. Sin embargo, poco después encontramos a Artal de Alagón al servicio de Jaime I.
Otros autores posteriores refrendan el destierro, yendo alguno más allá, como el padre Juan de Mariana, que da por buena su muerte en Sax por haber servido a los moros:
“… El ejército quedó entero, que apenas faltó caballeros de cuenta; sólo don Artal de Alagón, que por estar las cosas de los moros tan caídas se había reducido al servicio de su rey, y en compañía del vizconde de Cardona don Ramón Folch fue sobre Villena, y tomada aquella ciudad, en una refriega que tuvieron con los moros junto a Sayx, pueblo de aquella comarca, le mataron de una pedrada; no faltó quien dijese se le empleaba bien aquel desastre al que ayudó a los moros y estuvo de su parte en el tiempo de su prosperidad. Este fue el remate de la guerra, y de la conquista muy afamada de Valencia”.
Sin embargo, algunos historiadores actuales consideran que incluso en los destierros, tanto Blasco de Alagón como su hijo Artal, seguían sirviendo a Jaime I, mandados por el propio rey como observadores privilegiados de lo que ocurría en el reino moro de Valencia.
Algo así pensaba ya en el siglo XVII el historiador Pedro Abarca, al escribir sobre Artal de Alagón y su actuación en 1237 cerca de la ciudad de Valencia, al impedir un ataque de los moros que capitaneaba contra las escasas huestes cristianas que acompañaban a Jaime I: “cuando deservía a su rey le sirvió más que nunca”.
Hasta ahora hemos visto las repercusiones historiográficas de la muerte de Artal de Alagón, pero, ¿qué ocurría en Sax? ¿Se tenía conocimiento de estos hechos? Y la respuesta es un rotundo sí. Ya en el siglo XVI, las Relaciones Topográficas de 1575 lo dejan bien claro, al responder Juan Valera de la Carra y el Doctor Benito lo siguiente a la segunda pregunta:
“Aclararon que se tiene por opinión questa villa es muy antigua población y tal fama ay, y que no se sabe ni an oydo decir quien fue su fundador, más que de las crónicas que ay del Rey don Jayme se entiende que la conquistó y ganó a los moros, porque el dicho Rey don Jayme ynbió desde Valençia sus gentes para la conquistar, y en esta villa dieron un asalto en el que le mataron mucha gente, y especialmente a don Artal de Alagón, su capitán, y se bolvieron sin la ganar. Y después el dicho Rey don Jayme bolbió en persona y la conquistó y ganó”.
En la segunda mitad del siglo XVIII, el geógrafo Tomás López impulsa unas nuevas Relaciones Geográficas, y la de Sax, remitida hacia 1787, estaba firmada como era costumbre en esa época, por el párroco, por ser de las escasas personas que sabían escribir y tenían cierta cultura en muchos de los pequeños pueblos y aldeas de aquella España, que en esos años era Don Juan Sánchez Andújar, cura de Sax desde 1785, citando lo siguiente:
“El año 1239 fue conquistada de los moros por D.n Ramón Folch, vizconde de Cardona, general de D.n Jaime de Aragón, desde cuio tiempo ha sido enriquecida en varios privilegios, siendo uno de ellos hacerla participante de los de Lorca y Villena.
Sus armas se componen de tres castillos, dos pinos y un brazo con una espada, a cuias divisas domina una corona.
D.n Juan Sandrer Andujar”
Ya en el siglo XX, recordaremos las obras de historiadores como Bernardo Herrero, que en su Historia de Sax, escrita en 1905 y publicada en 1964 (el año anterior al comienzo de la hermandad con Alagón), donde hay un extenso estudio del tema, con planos de la villa, señalando el lugar donde pudo ocurrir aquella tragedia. Y Francisco Juan y Marco, en su Historia de Sax, al escribir sobre Artal de Alagón, demuestra conocer las crónicas del Padre Mariana y de Zurita. Sin olvidar a Joaquín Barceló Verdú y a Francisco Ochoa Barceló, que también profundizaron en esta época medieval.
Y entre los estudiosos contemporáneos no podemos dejar de citar a Pilar Pérez Viñuales; José Luis Ochoa, “el chova” de Alagón; José Navarro Payá, Francisco José Gil Peláez, Aniceto López Serrano y José Luis Menéndez Fueyo, entre otros muchos.
Otro punto a considerar son los estudios genealógicos sobre la familia Alagón, en la que siempre aparece Sax al referirse a la muerte en nuestra villa de Artal de Alagón. Un ejemplo puede ser el artículo publicado el año 2000 en la revista Hidalguía, titulado “Los Alagón: Condes de Sástago, Grandes de España”, obra del doctor Rafael de Fantoni; o las investigaciones del doctor Enrico Sanjust, profesor de la Universidad italiana de Cagliari, en Cerdeña, descendiente de una de las ramas de la familia Alagón que se asentó en Italia, y propietario del Archivo de los Alagón en Cerdeña, y que ha publicado el árbol genealógico de los Alagón sardos.
Y no olvidemos la visita que el 29 de mayo de 2010 realizó a Sax y a la Comparsa de Alagoneses el XVIII Conde de Sástago, Don Alfonso Escrivá de Romaní y Mora, acompañado por su esposa, heredero del título nobiliario sobre el señorío de Sástago, donado por Jaime I a Blasco de Alagón, y convertido posteriormente en condado.
Pero en Sax podemos sentirnos afortunados, pues la muerte de Artal de Alagón no se circunscribe únicamente a los estudios de historia y genealogía, sino que ha dejado huellas patentes en distintos ámbitos artísticos.
Así, en el mundo de la literatura, y sin querer ser exhaustivos, podemos citar a Juan Chico Amat, “el Mari”, y su romance histórico “Muerte de Don Artal de Alagón”, publicado en 1951; a la “Última jornada de D. Artal”, obra de Isabel Barceló Chico, en 1983; el “Poema de Don Artal de Alagón”, escrito por Aurelio Arnedo Fernández en 1990. También de este último año es “El sino de la pedrada”, de Salvador Domenech Llorens, escenificación teatral de los capítulos 290 y 291 de la Crónica de Jaime I, los que narran la muerte de Artal de Alagón en Sax. Y en 2012, Pedro Martínez Ganga, escribió “El sino de la Pedrá”, ampliando el relato de Salvador Domenech.
Y en música, ¿cómo olvidar a la composición “Artal de Alagón”, poema sinfónico que compuso en 1968 el Maestro Miguel Villar sobre el romance de su amigo Juan Chico Amat.
Y en pintura, ¿qué mejor muestra artística que el cuadro que preside el salón de la Comparsa, obra del artista y festero alagonés José Martínez Antolín?
Y, sin embargo, creo sinceramente que la principal influencia de la muerte de Artal de Alagón no es histórica, literaria, musical o pictórica, sino social, cultural y festiva, pues si la memoria de la figura de Blasco de Alagón ha dado lugar a la Fundación Blasco de Alagón, dedicada a fomentar la recuperación del Patrimonio Histórico de las tierras aragoneses y valencianas, su hijo Artal es el germen de la Hermandad entre dos pueblos hace casi cincuenta años y de la creación de nuestra comparsa nueve lustros atrás; en una sociedad que disfruta con la fiesta y la historia, orgullosa de sus orígenes, sintiéndose partícipe de un tronco común, que hunde sus raíces en la semilla que dejó hace 775 años la sangre derramada por Artal de Alagón en Sax.
[…] También se ha contado la historia en este cuadro de José Martínez Antolín. Muerte de Artal de Alagón. https://alagoneses.es/comparsa/historia/don-artal-de-alagon/ […]